El
desastre sufrido por la Aviación Militar a comienzos
de 1930 en su esfuerzo organizativo, continuó después
como consecuencia o repercusión de la sublevación
republicana del 15 de diciembre de 1930 en Cuatro Vientos,
en las secuelas de la cual, prácticamente se diezmó
a los oficiales y jefes con arraigo aeronáutico y
pensamiento independiente. No obstante, el programa de vuelos
siguió su curso increíblemente y los aviadores
españoles protagonizaron vuelos resonantes.
Como parte de esas iniciativas consiguieron
completar Haya y Rodríguez los records de velocidad
citados, por los cuales Carlos Haya recibió el Trofeo
Harmon del año 1930 y el Diploma de Honor y Medalla
de Oro de la Liga Internacional de Aviadores. A comienzos
del año 31 y pese al decreto de disolución
del 8 de enero del 31, Haya continúa sus entrenamientos
de vuelo sin visibilidad. Emplea casi siempre ahora un avión
Loring R-111, un biplaza de reconocimiento que realizó
su primer vuelo en 1926 con motor Hispano Suiza de 500 CV
y de los cuales se construyeron unos 110 ejemplares. Con
8.000 metros de techo y 235 Km/h. de velocidad, el encargo
de abril de 1927 comenzó a ser entregado entre 1929
y 1930 y estuvieron en servicio hasta 1935. También
vuela el Avro-31. En octubre de ese año 31, realiza
con Sastre la Vuelta a España en una avioneta Mono-Aviceros.
En noviembre de 1931 dirige el Teniente Haya el Curso de
Vuelo sin Visibilidad que se realiza en Cuatro Vientos y
durante todo ese mes, diciembre y el resto del año
32, se emplea a fondo en los vuelos con “caperuza”,
vuelos dentro de nubes, despegues y aterrizaje sin visibilidad
y posiciones anormales con salida de barrenas y restablecimiento,
utilizando ya el “integral giroscópico”
que él ha ideado y va perfeccionando.
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