1927. PRIMERA VUELTA A ESPAÑA DE NOCHE.
 

Terminada la guerra, Haya y Tauler, dos oficiales distinguidos, tienen la ambición de realizar un vuelo directo a Japón. Se les niega en ese momento, por estar otros vuelos en proceso de preparación o ejecución, pero se les promete apoyo, medios y facilidades para que continúen su entrenamiento. Hacen vuelos nocturnos de Málaga a Tetuan y preparan una vuelta a España con escalas desde Melilla a Almería, los Alcázares, Barcelona, Logroño, Vitoria, Bilbao, Santander, León, Salamanca, Madrid, Badajoz, Sevilla, Málaga y regreso a Melilla.
La completísima vuelta a la península se llevó a cabo entre los días 9 y 11 de Septiembre de 1927, partiendo de Melilla a las 04,00 horas, a bordo de un De Havilland, el DH-9 numero 66 y efectuando saltos tanto de día como de noche, empleando navegación a estima y usando intensamente el radiogoniometro para las recaladas de precisión. Habían estudiado todas las complicaciones inherentes a la instalación del radiogoniómetro a bordo del avión, solucionando los problemas de antena, acoplamiento, compensación de brújulas, etc.
Las estaciones de tierra que utilizaban, emitían señales cada cinco minutos y así efectuaron de noche los tramos Los Alcázares-Valencia-Barcelona, continuando el recorrido previsto y tomando tierra en Getafe de noche con la ayuda de una línea de faroles. A las 4 de la mañana del 11, despegan para Badajoz, presionados por el intento inicial, que consistía en hacer la vuelta completa en 48 horas. Tomaron tierra por avería de una magneto en el campo entre Badajoz y Sevilla, y por fin consiguieron llegar a Tablada y de allí saltar a Tetuán y Melilla.
Habían tardado 72 horas, empleando casi continuamente el radiogoniómetro, haciendo recaladas exactas durante la noche en puntos previamente marcados, mostrando una competencia y una preparación perfectas en el nuevo sistema de navegación aérea.

AVIADOR POLIFACETICO

No cabe duda de que Carlos Haya, después de impartir el Curso de Vuelo sin Visibilidad (1927) y vuelta ya citada, era un auténtico experto especializado en vuelo nocturno, vuelo sin visibilidad y navegación radiogoniométrica. El inició en España este tipo de vuelos de forma regular, con notable consideración internacional, especialmente en Alemania, a donde fue invitado en repetidas oportunidades para explicar sus experiencias y compartir nuevas ideas.

Buena prueba de que Haya tenía una vocación única de aviador polifacético, es su continua preparación en cursos o actividades secundarias, pero que van completando su formación enciclopédica. En mayo de 1928 obtiene el título de Radiotelegrafista Primero y en diciembre de 1929 completa su preparación con el Curso de Observador de Aeroplano. También en noviembre de 1928 realiza el Curso de Paracaidistas, del cual es testimonio esa famosa fotografía llena de futuros nombres famosos, entre los cuales están Pastor, Rambaud, Alvarez Buylla, Méndez Parada, Gómez Jordana, López de Haro, Chamorro, Gamir y el propio Haya. Además de un experto navegante y un acróbata consumado, Carlos Haya ha ejercido su carrera posterior a la Guerra de Marruecos, en numerosos incidentes, averías o tomas de tierra fortuita, como profesor de paracaidismo y como profesor en la Escuela de Mecánicos. Su actividad como inventor le llevó a contactos muy intensos con algunos mecánicos de vuelo y tierra y a tener él mismo ciertas habilidades como técnico en mecanismos y en ingenios neumáticos y eléctricos.

Mientras tanto, en el verano de 1928 efectuaría una de las hazañas deportivas más curiosas y meritorias para la época, que ha pasado un tanto oscurecida por sus otros éxitos más llamativos. Nos referimos a la Vuelta a Europa en avioneta.

Octubre de 1930:
"Una tarde nos sorprendió la llegada al aeropuerto provisional (Naval) de una avioneta construida en Madrid de la cual teníamos las mejores referencias. Era la CASA, calculada y construida por el ingeniero militar y piloto Luis Souza con la colaboración del técnico civil catalán José Aguilera. La pilotaba el capitán Carlos de Haya, que estaba efectuando una vuelta a España.
Poco después de haber aterrizado, De Haya venía a nuestro aeródromo para pedirnos la ayuda de un mecánico que conociese bien los motores Cirrus 85 (el mismo que equipaba nuestros aviones de escuela), porque su motor no acababa de ir bien. Minutos después volvía a la Naval acompañado de Sangenís, nuestro jefe de mecánicos.
Este encontró pronto la avería. Un cilindro muy rallado y, por tanto, una compresión mínima. Había que cambiar el cilindro. Le ofrecimos uno nuevo y los aros correspondientes. Aquella misma tarde Sangenís montaba el cilindro nuevo, probaba el motor y este daba el rendimiento máximo. Nos llevamos a De Haya a cenar y al día siguiente por la mañana le acompañamos al aeropuerto, donde Sangenís le puso en marcha el motor. Lo probó, y diez minutos mas tarde salía a continuar la vuelta, que acabó magníficamente."...

 

(Josep Canudas, "Historia De L´aviacio Catalana 1908-1936" Edicions de la Mangrana, Barcelona 1983, ISBN:84-7410-144-1, pág. 197 )
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