Por el vuelo realizado
Sevilla-Bata, Haya volvió a recibir el gran honor
del Harmon Trophy del año 1932, de nuevo Diploma
de Honor y Medalla de Oro de la Sección Española
de la FAI. Por cierto, que al recibir este segundo trofeo
y con la característica caballerosidad que le caracterizaba,
Haya, que había sido el piloto de los tres records
y del vuelo a Bata, Regalo a Cipriano Rodríguez la
medalla que le habían entregado, sobregrabada con
una leyenda llena de cariño, ya que al gran Cucuf
Ate se debía una enorme parte de la gloria. A los pocos
años de terminar la guerra civil y habiendo fallecido
ambos heroicos aviadores en combate, la familia de Cipriano
Rodríguez, en un gesto entrañable, le regaló
de nuevo esa medalla a Héctor Haya, aviador e hijo
de nuestro héroe, que es quien la conserva orgullosamente
hoy.
El asesoramiento y colaboración con
otros compañeros que iban a realizar vuelos especiales
era habitual en nuestro hombre.
A mediados de 1932 vuela continuamente
haciendo pruebas de instrumentos en aviones DH-9 “Napier”,
Loring R-III y Moth, acompañado frecuentemente por
el Comandante Jordana y los pilotos Ferreiro, Llorente,
Azcárraga, Muñoz, Pazó y Vela. El 10
de noviembre de ese año continua probando su integral
de vuelo en el Loring R-III 88 y el 9 de diciembre vuela
con Pazó en el mismo R-III 88 para presentar los
resultados a la Comisión Examinadora.
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